Nadie más quiso asumir el cargo de dirigir la policía en Praxedis Guadalupe Guerrero, de 10.000 habitantes y ubicado sobre la orilla del fronterizo río Bravo, cuyo alcalde fue asesinado en junio. Esta estudiante de criminología lo aceptó, aunque reconoce que con miedo.
"En México, todos tenemos miedo ahorita, lo que necesitamos es que el miedo no nos venza", dijo a un corresponsal de la AFP esta chica delgada, que recoge su cabello negro y oculta su mirada tras unos lentes, mientras sostiene un cuaderno estudiantil.
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