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Universarios de Bogotá ponen en marcha el "Waiting for mister Bush"
BOGOTA, 9 Mar 2007 -

Gerardo mira nervioso a su alrededor antes de sacar de su mochila lo necesario para una "bomba papa" (explosivo artesanal de bajo poder), en un bar cerca de la Universidad Nacional de Bogotá, epicentro de las protestas contra la visita del presidente estadounidense, George W. Bush. "Aquí estamos 'waiting for mister Bush'", dice y suelta una carcajada mientras mueve algunos paquetes y la capucha sobre la mesa.

A punto de cumplir 30 años, dice que es uno más de los 22.000 estudiantes de la principal universidad estatal colombiana donde ha iniciado varias carreras, aunque no terminó ninguna. Un envoltorio de aluminio, unos cuantos gramos de químicos y una moneda, que al chocar con el pavimento sirve de detonante, sirven para fabricar las bombas que junto a las piedras, han sido sus armas para los choques que desde el martes sostienen con la policía en las avenidas que rodean el extenso campus.

Bush hará el domingo una escala de seis horas en Bogotá en la mitad de su periplo, tras visitar a Brasil y Uruguay y antes de viajar a Guatemala y México. La visita la dedicará casi exclusivamente a hablar con el presidente colombiano Alvaro Uribe, su principal aliado en la región y cuya estrategia de mano dura contra la guerrilla ha apoyado integralmente.

Los universitarios han sido los más beligerantes en las protestas que ha generado esta segunda visita de Bush a Colombia, donde ya estuvo en 2003 en el balneario de Cartagena (norte). "Afuera, nefasto emperador Bush", "Trágate tu TLC", "No eres bienvenido a Colombia, asesino de iraquíes", rezaban algunas pancartas exhibidas por un centenar de estudiantes encapuchados que el jueves protagonizaron una gresca de cuatro horas, lanzando piedras y bombas papa a los agentes antimotines, que los repelían con chorros de agua.

"No los hemos dejado tomarse la calle", comenta el general Daniel Castilanco, comandante de la Policía en Bogotá. Pero para muchos de los 6 millones de habitantes de la capital colombiana ha sido el caos. "No he podido llegar rápido a la casa, porque los trancones (atascos de tráfico) no dejan", se queja Manuel Gachavita, un obrero de 25 años tras observar los enfrentamientos callejeros desde una estación del Trasmilenio, un servicio de autobuses públicos.

Los directivos de la universidad optaron por cancelar actividades académicas hasta el lunes. Las centrales obreras y la coalición de izquierda Polo Democrático han programado una manifestación el domingo, aunque el estricto plan de seguridad los mantendrá a dos km de distancia de la Casa de Nariño y sus alrededores, fortificados para la ocasión.

"Allí estaremos", promete Gerardo, para quien la última semana ha sido agitada. Para él y sus compañeros las protestas se justifican no sólo por lo que representa Bush como "cabeza del imperio e invasor de Irak", sino sobre todo por su apoyo a Uribe, especialmente tras el escándalo que llevó a la cárcel a ocho congresistas oficialistas por supuestos nexos con grupos paramilitares de ultraderecha. "No es posible que nos vengan con el cuento de que todos los demás eran malos, pero que Uribe es un santo", comenta, mientras levanta una botella de cerveza.